El transcurrir del tiempo resulta inexorable. Los cambios que conlleva y que apenas se notan, día a día, resultan extraordinarios cuando tendemos un puente y vemos como eran las cosas, por ejemplo, medio siglo atrás. Poco a poco, se han modificado nuestro entorno y nuestras costumbres. Son frecuentes en las redes sociales páginas donde aparecen fotografías del pasado siglo recogiendo imágenes que formaron parte de nuestras vidas; otras más antiguas. En ellas se aprecian cambios de indumentaria, de peinado, en el aspecto de las personas. En esas imágenes se aprecia que la pobreza estaba muy extendida. Aparecen animales de carga o de tiro que hoy son casi un recuerdo. La forma de abastecerse de agua, que a los más jóvenes puede parecerle que nace del grifo, era muy distinta, al menos en el mundo rural. Se ven mujeres llevando cántaros sobre sus cabezas o en torno a una fuente socializando, como se dice ahora
Muchos creen que las transformaciones vividas por nuestra generación son las mayores habidas a lo largo de la historia. Es posible, pero algunos no lo tenemos tan claro, al menos para las generaciones de los últimos doscientos años. Nuestros abuelos nacieron cuando la luz eléctrica era un invento apenas difundo. La vida entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX estaba marcada por el amanecer y el anochecer. Con la llegada de la noche, la vida terminaba. En invierno no más allá de las seis —entonces la hora solar iba ajustada a la hora oficial— y sólo quienes podían pagarse velas de cera, cirios de cebo o aceite para los candiles podían prolongar “la vida” alguna hora más. “La vida”, comenzaba con el alba, a diferencia de hoy que, en las grandes ciudades, se inicia mucho antes de que el sol despunte por el horizonte. ¿Cómo cambió la vida de quienes adaptaban su existencia a la luz natural, cuando la luz eléctrica llegó a sus localidades y a sus hogares, con todas las transformaciones que trajo consigo? Después vinieron la radio y más tarde la televisión. ¿Cómo se modificó la vida cuando llegaron los electrodomésticos o el uso del automóvil fue cada vez mayor? No hay dudas de que hoy se vive mucho mejor que en otro tiempo pasado. Pero algunas de las realidades ofrecen dudas y hemos de preguntarnos si nos han hecho mejores.
En siglos pasados, algunas de las transformaciones que trajeron ciertos inventos causaron, al menos en un primer momento, preocupación, zozobra y temor. Ocurrió, por ejemplo, con la aparición de la imprenta y la posibilidad de reproducir textos en cantidades desconocidas hasta entonces. Hubo quien albergó temores ante la difusión de ideas por lo que se buscó ejercer un control. Sucedió con la llegada del ferrocarril —hay artículos en la prensa de la época donde se advertía de las terribles consecuencias de superar velocidades superiores a los sesenta kilómetros por hora porque el cuerpo humano no podría soportarlas— que transformó las comunicaciones y todo lo que ello significaba. Hoy los temores los provoca la inteligencia artificial. ¿Cómo serán vistas las transformaciones que traerá dentro del algunos años?
(Publicada en viernes 27 de septiembre en ABC Córdoba en esta dirección)